miércoles, 7 de mayo de 2014

Exorcismo ¿Realidad espiritual o realidad psicológica?

El exorcismo es una práctica antigua que se realiza contra él poder del “diablo”, en esta práctica, el sacerdote autorizado por el obispo debe expulsar presencias demoniacas de la persona que esté poseída. 
 Esta es una práctica antigua que tuvo orígenes en la magia, con rituales como hacer muñecos de arcilla para luego romperlos. También en la biblia constantemente  se hace referencia a esta práctica y se habla de cómo Jesús y después sus discípulos expulsaban los demonios a través de la oración y la autoridad que les era conferida.
 Los síntomas de una persona poseída son por ejemplo, el escuchar voces, ver sombras o personas donde no hay nadie entre otros hechos que no tienen una explicación lógica.
 Después de esto la persona comienza a renegar o difamar contra Dios, rechaza elementos sagrados como imágenes religiosas o crucifijos, habla en lenguas desconocidas o desarrolla una fuerza sobrehumana.
 Los ritos varían desde simples invitaciones a retirarse hasta ceremonias elaboradas, algunas de las cuales incluyen bailes y trance donde se pide a los dioses que ayuden a expulsar al ente ofensivo.
Estas ceremonias incluyen la oración, la producción de malos olores, quemar incienso, pronunciar vituperios y el uso de sustancias sagradas como hierbas, agua bendita o sal.
Esta es la definición que la iglesia le da al exorcismo, pero vale aclarar que los exorcismos  no siempre se realizan, pues la mayoría de los sacerdotes delegados por el obispo como exorcistas envían a la persona con un psiquiatra antes de realizar el exorcismo.
Desde el punto de vista de la psiquiatría el exorcismo no es tan sobrenatural, es más bien un problema de histeria, donde se pueden presentar alucinaciones, vomito persistente, perturbaciones de la visión,  trastornos como personalidad múltiple, por ejemplo; una persona puede cambiar de ser “Bibiana” a  el espíritu de un niño.
Otra patología que se puede presentar en un caso de estos es la “Amnesia psicógena” En ella el individuo no puede recordar acontecimientos en un determinado momento, por ejemplo, la persona “poseída” tiene los episodios de “posesión” y momentos después no recuerda nada de lo ocurrido.
También se pueden dar en estas personas alucinaciones continuas, auditivas como escuchar pasos o sentir presencias.
Las personas que presentan esta patologías están clasificadas dentro del trastorno disociativo por trance o posesión, esto se da cuando la persona presenta un gran nivel de alteración, perdida de la identidad habitual.
Estudios han demostrado que en la mayoría casos en que se da la “posesión” las personas que la sufren son narcodependientes y la causa del trastorno puede ser una intoxicación causada por ese agente.
En otros casos se presentan por problemas psicológicos reprimidos y la única forma que la persona encuentra para estallar es la de creer que un demonio la posee, la mayoría de personas que padecen estos casos son emocionalmente inestables o fácilmente sugestionables.
Por ejemplo  cuando una persona asiste a un rito satánico, o alguna de estas prácticas que religiosa y socialmente están mal vistas pueden llegar a un grado de sugestión en el cual desarrollan los “síntomas” que exige la iglesia para realizar un exorcismo. 
 La mayoría de personas que padecen la “posesión diabólica son mujeres mayores de 50 años que frecuentan “curanderos, adivinos, o videntes”.
Esta conducta no es pensada por la persona estos comportamientos vienen del inconsciente, en muchos momentos la persona llega a ver tumbas, personas practicando maleficios en contra de ella, la mente la lleva a imaginar momentos que parecen reales y olvidan otros.
Podemos ver que en la medida que el tiempo transcurre estos fenómenos “sobrenaturales” van teniendo explicaciones desde la psiquiatría, incluso muchos teólogos invitan a la iglesia a hacer la reflexión de cuando una persona presente esta patología enviarla donde un psiquiatra en vez de donde un exorcista.

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